Como Tener una Relación con Dios
Seguramente alguna vez has escuchado que ser cristiano no es una religión, es tener una relación con Dios. Pero la verdad esto no es tan fácil de entender y muchos se preguntarán: ¿A qué se refieren con esto?, ¿Qué es eso de tener una relación con Dios?, ¿Cómo tengo una relación con Dios?
Suena complicado, pero en realidad es sencillo. Quiero que pienses en cómo desarrollas o tienes una relación con alguien que apenas conoces y con el pasar del tiempo se vuelve muy cercano, inclusive hasta tu mejor amigo. Se convierte en esa persona en la que más confías. ¿Cómo funciona?
Para que sea más sencillo, lo vamos a dividir en tres pasos para que puedas entenderlo y aprender a hacerlo.
1) Buscar
2) Conocer
3) Alimentar
Empecemos con el primero:
1) Buscar:
En una relación, cuando piensas en esa persona que es tan cercana, en la que confías, con la que te desahogas; a la hora de buscarlo ¿qué hacías? Tenías que llamarlo, empezar esa relación con una invitación o con un acto intencional para acercarte a esa persona y desarrollar esa conversación que lleva a una relación.
Con Dios es lo mismo, pero en la forma de buscarlo a Él, lo llamamos orar. Y la oración es buscarlo y hablar con Él. Es intencionalmente buscar desarrollar e iniciar una relación con Dios, dedicándole tiempo, así como le dedicarías tiempo a desarrollar una relación con una persona.
2) Conocer:
Después que buscamos tener una relación con una persona que nos interesa, lo siguiente es conocer más de esa persona. Primero la buscamos, luego la conocemos. ¿Cómo la conocemos? Así mismo como conoceríamos a una persona. Haciendo preguntas sobre cuáles son sus intereses, de qué manera vive, conociendo su manera de pensar.
De la misma manera lo debemos hacer con Dios. ¿Cómo conocemos a Dios? A través de su palabra, la Biblia.
Entonces para conocer a Dios debemos leer la Biblia y poder entender qué es lo que le gusta, lo que no le gusta, cómo piensa sobre diferentes temas y realmente quién es Él. Solo conociéndolo es la manera en que nos podemos enterar de qué tan bueno es Dios, qué tanto nos ama a nosotros; y qué es lo que le agrada. Así como cuando conocemos a una persona, la relación cada vez mejora, porque como conoces más a esa persona, sabes cuáles son sus gustos, qué es lo que está mal y lo que está bien para él.
Con Dios es lo mismo. A medida que lo conocemos, esa relación se va entablando y va creciendo.
3) Alimentar:
Para los que tienen un mejor amigo, están casados, o de pronto son padres, se darán cuenta de que por más que conozcas a una persona hace mucho tiempo si no alimentamos la relación, y hacemos cosas intencionales para mantenernos en contacto, lo más probable es que esa relación se vaya enfriando o acabando. No podemos esperar que tengamos una buena relación si no la alimentamos.
Así mismo es nuestra relación con Dios. Podemos querer conocerlo, pero si no generamos espacios para alimentar esa relación, será difícil mantenernos cercanos a Él, y muy poco probable que podamos escucharlo.
¿Cómo hacemos esto?
Pasando tiempo con Él, no solo orando, no solo leyendo la Biblia, sino dedicándole un tiempo donde Él nos hable, donde podamos conectarnos, acercarnos ,y que podamos quedar con esa memoria o con esa experiencia de haber recibido más de Él.
Esto lo hacemos a través de lo que llamamos un devocional.
¿Qué es un devocional?
Un tiempo en donde yo recojo todo. Así como en un matrimonio yo recojo de esa relación lo que establecí en el tiempo que la conocí, pero también esa alimentación de esta relación que nos va a permitir, cada vez, desarrollar más esa relación, amarnos más, entendernos más y saber cuál es el propósito de nuestra vida juntos.
Así mismo es con Dios. Cuando empezamos hacer el devocional, a dedicarle ese tiempo y ese espacio, hablarle, escucharlo, y a conocerlo, es cuando de verdad podemos entender que Él está en cada momento de nuestra vida.
La Biblia dice que si nosotros nos acercamos a Dios, Él se acercará a nosotros. También dice en Salmos 145 que el señor está cerca de todos los que invoca. De todos los que lo invocan de verdad. Entonces, no es suficiente simplemente hablar y conocer a Dios, sino invocarlo de verdad a través de una relación y alimentar esa relación. Eso es lo que significa tener una relación con Dios.
Hay un ejemplo muy sencillo y muy básico que les damos para que ustedes lo puedan entender mejor y es una planta: Si quiero tener una planta, busco la semilla para que crezca en una mata, y de fruto. ¿Pero qué pasa si no busco la semilla?, ¿O si nunca la siembro?, ¿Qué pasa si la siembro y la dejo ahí? Nunca crece. ¿Qué pasa si no le echo agua a la planta cuando brota? Se muere.
Yo puedo buscar la planta, puedo conocer que esa planta da X o Y fruto, pero si yo no la alimento, le hecho agua todos los días, y hago lo que tengo que hacer para que esa planta también me dé fruto a mí, nunca voy a ver, aunque conozco que ese es el fruto de la planta, nunca la voy a ver por mi mismo, ni la voy a experimentar, ni me voy a poder comer ese fruto, porque no alimente esa planta, o no alimente esa relación. Y así mismo es nuestra relación con Dios. Si no la alimentamos, no la vamos a poder disfrutar.
Es lo mismo con una relación. Si constantemente no estamos alimentando una relación de pareja donde yo constantemente busco espacios para estar con mi pareja, para preguntarle cómo está, o para tener tiempo los dos, simplemente la relación se va a dañar y se va a acabar, aunque haya sido la mejor en su momento.
Con Dios es exactamente lo mismo. Todos los días lo buscamos, le hablamos, le preguntamos, buscamos conocerlo más, y alimentar esa relación para que crezca, de fruto, y no nos alejemos de Él.
Entonces hoy los invitamos a que tengan una relación con Dios. Llévenlo a donde quiera que vayan. La Palabra dice que Dios está con nosotros donde quiera que vayamos. No se trata solo de algunos momentos. Llévenlo a su trabajo, a esa cita que tienen o a cualquier lugar . Inviten a Dios que esté con ustedes donde quiera que vayan.
Para tener esa relación con Dios que tanto anhelan, búsquenlo, conózcanlo y alimenten esta relación con Él.
David Botero