Dios Cumple lo que Promete - Testimonio “Anna”

Tengo dos hermanos mayores, yo soy la tercera y en esta historia les quiero contar algo sobre mi hermano del medio. Su nombre es Miguel Ángel y uno de sus sueños de vida siempre fue formar una familia y tener hijos. En el año 2017 se casó con su novia Carolina y en el año 2018 yo quedé en embarazo. ¿Qué tengo que ver yo en su historia? Ya van a entender.

Ese año en el que quedé en embarazo, le contamos a toda nuestra familia a la distancia, ya que ellos vivían en Estados Unidos y nosotros en Colombia, para que nos ayudaran a orar, ya que nos diagnosticaron un aborto en curso y necesitábamos un milagro. Después de recibir el milagro, nos enteramos de que no era un bebé sino dos (si quieres conocer más de nuestro testimonio, tenemos otra entrada al blog al respecto). Entonces, después de enterarnos, decidimos viajar a Estados Unidos para contarles personalmente sobre el milagro que Dios había hecho. Lo que no sabíamos es que recibiríamos doble sorpresa.

Al contarles lo nuestro, ellos (mi hermano y su esposa) nos tenían la sorpresa de que también estaban en embarazo y teníamos casi las mismas semanas.

¡Qué emoción!, nosotros habíamos recibido un milagro de vida y multiplicación, y mi hermano también sería papá. ¿Qué podría salir mal? Aquí comienza su historia.

Pasaron algunas semanas y cuando fueron a su ecografía de control, pudieron notar que algo no estaba bien con el corazón del bebé, tenía latidos, pero eran irregulares, lo que alarmó un poco a su doctora y los mandó a estar alerta y visitar a una especialista. Luego de esa noticia mientras esperaban la cita con el especialista, todos como familia nos unimos nuevamente para orar por este embarazo y por el bebé; sabíamos que Dios lo podía hacer. Así que oramos juntos, e individualmente, yo en lo personal, ore y clame a Dios por mi sobrino, porque sabía que Dios ya lo había hecho. Sin embargo, en la cita con el especialista, les confirmaron que el bebé ya no tenía latidos y había dejado de crecer, por lo que debían sacarlo. Programaron la cirugía para dos días después (no había cita antes) y fue un tiempo muy doloroso para ellos como pareja, en especial para Carolina, mi cuñada.

“Fueron dos días horribles, porque el hecho de saber que tienes tu bebé muerto en el vientre y no puedes hacer nada, es muy doloroso.” Carolina

“¿Por qué a nosotros si te servimos?, ¿realmente escuche la promesa de ser papá o fue mi imaginación?.” Miguel Ángel

Qué dolor tan grande para ellos, para la familia y para todos. Esa ilusión de ver crecer a nuestros hijos juntos se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos.

Seguramente te estarás preguntando, ¿por qué Dios hizo un milagro con nosotros y no con ellos?. Eso mismo le pregunté yo y le preguntaron ellos, a cada uno nos dio diferentes respuestas y con el tiempo entendimos muchas cosas de las que te hablaré más adelante.

Pero todo no termina ahí, en esa misma cita, le hicieron unos exámenes a mi cuñada y los resultados arrojaron que tenía células cancerígenas en el cérvix, y que estaban casi en la última capa del tejido (eso no afectaba al bebé y no fue el causante de la perdida), sin embargo hasta ese momento a través de los exámenes pudieron descubrir este diagnóstico médico que probablemente no hubieran notado a no ser que hubiera asistido al médico o presentado algún síntoma, pero esta condición, no muestra síntomas, hasta que está muy avanzado y es peligroso. Así que, de alguna manera, este embarazo fue parte de proteger su salud y preparar su cuerpo.

Su doctora la envió a un ginecólogo oncólogo, que le mandó hacerse un procedimiento para remover las células anormales con láser, pero era un procedimiento que tenía que esperar unos meses después de la pérdida, para que su cuerpo estuviera un poco más recuperado.

Después de eso, logró recuperarse físicamente, pero aún seguía el dolor que no se va con medicamentos; el dolor del alma, el dolor del corazón.

“Fueron muchos sentimientos encontrados, confusión, porque uno no entiende en el momento que está pasando y no cree que esas cosas le pasen a uno. Culpa de pensar que de pronto algo que hice provocó que el bebé muriera. Vergüenza, porque alrededor tenía muchas embarazadas y yo era la única en ese momento que perdí el bebé, entonces el diablo te llena de vergüenza como que algo está mal contigo. Dolor del corazón, se le parte a uno en mil pedazos, independientemente la forma o las semanas que tuviera, se murió tu hijo. Rabia con Dios, porque no entendida porque nos hacía pasar por eso a nosotros. En momentos sentí rabia con mi esposo porque lo veía que no sentía lo mismo que yo. Rabia con la demás gente, porque por ignorancia y sin mala intención, decían cosas que lo hieren a uno y son muy imprudentes. La rabia con Dios me duro varios meses, la verdad no se ni cuantos, hasta que deje de preguntar porque me paso o para que me paso, y entendí que no se trataba de mí, sino que era su voluntad y que seguirlo a él implica aceptar su voluntad, aunque no entendamos.” Carolina

En el año 2019 quedaron en embarazo nuevamente, recuerdo que fue un diciembre y todos estábamos muy emocionados, mis hijas ya tenían un año. Pasaron algunas semanas y nuevamente en la ecografía vieron que algo no estaba bien, esta vez aparentemente no tenía latido, pero ellos decidieron esperar una semana más. Mi hermano nos llamó para pedir oración y un milagro de parte de Dios. Todos lo hicimos, y después de una semana, ellos asistieron a otro doctor para tener una segunda opinión, en esa cita pudieron escuchar el corazón del bebé, y les dijeron que regresaran en una semana para ver como seguía todo, pero lastimosamente en la siguiente semana nuevamente el bebé había dejado de crecer, ya no tenía latido y era otra perdida.

Esta vez no quisieron pasar por un proceso de legrado nuevamente, tomaron la opción de tomarse las pastillas que aceleran el proceso de expulsar el feto naturalmente, pero antes de tomarlas mi cuñada comenzó con contracciones y naturalmente lo expulsó. Les cuento todos estos detalles, para que entiendan lo difícil que fue su proceso y el dolor que pudo experimentar, tanto físico como emocional.

Todos quedamos muy tristes y en mi caso, me enojé con Dios. Había orado, clamado y esta vez, tampoco había sucedido un milagro. Pensaba en por qué ellos no tenían su milagro si eran buenos, porque no se los daba como a nosotros no lo había dado.

Pero ahí entendí, que Dios es Soberano y Poderoso, poderoso para sanar y hacer un milagro con tan solo un soplo, pero Soberano, para decir Si o decir No. Siempre sabiendo qué es lo mejor para nosotros y pensando en nuestro bienestar. En mi caso fue sí, pero en el de ellos fue sí, pero no todavía y solo él tenía sus razones.

“Con la segunda perdida ya no había rabia con Dios ni con mi esposo. Tampoco sentí culpa, pero si el dolor y la vergüenza. Dios uso a una persona de la iglesia que atravesó por lo mismo para entender que hay personas con propósitos terrenales y otras con propósitos eternos, y que mis bebés tenían propósitos eternos, aunque me doliera ahora en la eternidad los iba a conocer.” Carolina

“¿Será que nunca vamos a poder ser papás?, ¿si valdrá la pena intentar nuevamente?, ¿seré egoísta de hacer pasar a mi esposa por otra perdida y no querer ver otra opción?, ¿si tengo una relación cercana con Dios?.” Miguel Ángel

Estos fueron algunos pensamientos que ellos dos tuvieron, cada uno por aparte y como pareja atravesaban un proceso doloroso. Pasó el tiempo y seguían con su sueño de ser papás, pero el temor crecía cada vez más, el dolor de las pérdidas y el temor de intentar de nuevo y obtener el mismo resultado.

Al año siguiente en el 2020 comenzaron a intentarlo nuevamente, ellos estaban decididos a alcanzar el sueño que Dios había puesto en sus corazones, sin embargo, pasaron los meses y no sucedía nada, lo que generó nuevos temores y dudas al respecto.

“En el proceso de buscar el tercer bebé ya la verdad pensaba que por mi edad no iba a poder quedar embarazada naturalmente, pero tampoco quería un proceso de fertilidad, prefería el camino de la adopción, pero mi esposo no estaba de acuerdo, el se inclinaba más por el proceso de fertilidad. Entonces empezamos a orar, pidiéndole a Dios que nos dijera cuál de los dos era el camino correcto. Y por casi un año Dios no nos contestó.” Carolina

“Sentía que Dios me decía: Mi instrucción no ha cambiado, mi promesa tampoco, tu fe está a prueba, solo cree en lo que te dije al principio.” Miguel Ángel

En medio de la incertidumbre, Dios llevó a mi hermano a un retiro para hombres llamado “Legendarios”, fue dejando cuestionamientos a un lado, buscando hacer la voluntad de Dios, por encima de sus deseos. Y estando allá, le pregunto qué decisión debían tomar.

Al mismo tiempo mi cuñada le hacía la misma pregunta a Dios, los dos se alinearon en buscar la voluntad de Dios, tomaron esos días para buscarlo individualmente, pero juntos en espíritu. En la Biblia hay un versículo que dice: “Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos.” Mateo 18:20.

Estando allá, mi hermano sintió que Dios por fin habló, recordándole que creyera en la promesa del principio, que serían padres como Él lo prometió. En su corazón creyó que la respuesta estaría más clara al llegar a casa.

Cuando regresó después de ese fin de semana, su esposa lo recibió con la noticia de que estaba en embarazo. ¡Wow!, cuando se alinearon y decidieron creer juntos, Dios obró. Aunque los tiempos no coincidían, habían recibido su milagro. Porque la vida en el vientre de una mujer, aunque muchas veces se convierte en algo normal, sucede al buscarlo de manera intencional. No se convierte en una realidad, sin que el dador de vida, con tan solo un soplo, lo convierta en vida. Para ellos, era el tiempo en el que Dios había dicho ahora sí, y aunque pasaron por años de incertidumbre, temores, frustración y dolor, vieron la promesa de Dios cumplirse y hacerse real.

Pero, ¿por qué no se cumplió antes?, no puedo responderte con exactitud, solo puedo decirte que el tiempo cambió sus corazones, transformó sus pensamientos, levantó y fortaleció sus brazos, los unió como pareja, los preparó para la paternidad y los hizo más humanos y mejores personas. Porque siempre que atravesamos momentos difíciles y pasamos por el fuego, nos quemamos o somos como el oro, que, después de estar expuesto a altas temperaturas, se convierte en una joya, salimos al otro lado, con forma, brillando y listos para ser usados por Dios.

EL 17 de enero de 2022 nació Anna (que significa la gracia de Dios), sana, hermosa y perfecta. Llegó para completar su familia y para demostrarles que los regalos de Dios a veces pueden tardar ante nuestros ojos, pero nunca llegan cuando no debe ser, siempre llegan en el momento preciso, establecido por Dios.

“Dios nos equipa para los planes que Él tiene para nosotros, y la bendición siempre sobrepasa la espera, la gracia de Dios es más grande que nuestras expectativas, y vivir la palabra es el arma más poderosa para ayudar a las personas que necesitan ser levantadas.” Miguel Ángel

Así que si estás leyendo esto, no es casualidad, si has experimentado una pérdida o tiempo de esterilidad y crees que tu promesa no se cumplirá, no es verdad. Dios no miente y lo que promete, lo cumple. Pero no en nuestros tiempos, lo cumple en los suyos. Solo Él sabe cuál es ese momento preciso donde después de haber sido pasado por el fuego, te convertiste en esa joya preciosa que está lista para disfrutar de su regalo, pero además de eso, está lista para dar a otros, para mantener y valorar ese mismo regalo y para no estropearlo.

En 2 Pedro 3:8-9 dice: “Sin embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar: para el señor, un día es como mil años, y mil años son como un día. En realidad, no es que el señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.”

Para terminar, puedo decirte que los hijos llegan por diferentes caminos, unos a través de milagros naturales e inmediatos como el nuestro, otros, a través de procesos de fertilidad como el de mi mejor amiga, algunos a través de milagros que toman tiempo mientras todo se alinea como el de mi hermano y otros casos a través de la adopción.

Sea cual sea el camino, son hijos verdaderos enviados y planeados por Dios para que sean tus hijos y hagan parte de tu familia. No llegaran antes, ni después. No llegarán por el camino que tú escojas, llegarán en el tiempo y por el camino establecido por Dios. ¿Por qué? Porque él es el dador de vida que nos forma en el vientre de nuestras madres y con un soplo, nos da la vida y propósitos terrenales para nacer y vivir en este mundo. ¿Quisieras que fuera a tu manera? Déjame asegurarte que los planes de Dios están por encima de los nuestros, son más altos, mucho mejores y siempre serán para bendecirnos. Dios ve el futuro y conoce la foto final; nosotros solo vemos el hoy y el ahora. Nuestros deseos nos llevan a tomar decisiones basadas en algo temporal; Dios decide por nosotros con una certeza permanente y un propósito celestial.

“Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos—dice el Señor—.

Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse.

Pues así como los cielos están más altos que la tierra,

así mis caminos están más altos que sus caminos

y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.” Isaías 55:8-9

Natalia Ospina Acevedo

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